Si Mahoma no va a la montaña’ ¿qué pasa? Pues que el triste y ahora muy criticado Gran Jefe Zapatero de España convocó a los presidentes latinoamericanos y caribeños -con Correa a la cabeza- para que viajaran a Madrid dispuestos a tratar temas de comercio y afines.
Y, por otro lado, doña Hillary anuncia su visita a Quito para el 8 de junio, con miras a dialogar en Carondelet sobre cinco temas muy interesantes, entre ellos un acuerdo comercial entre Ecuador y USA. Ya no hay remedio.
Va llegando para el Ecuador la hora de hablar efectivamente de negocios con la potencia presidida por Obama y también con la poderosa y ahora un poco asustada Europa.
Está bien porque da la casualidad de que Estados Unidos y la Unión Europea son los más importantes mercados para el Ecuador, y Carondelet los miraba de lejos y de reojo. ¿Por táctica, por motivos ideológicos, por el entusiasmo de los nuevos amigos o por un simple olvido? El presidente Correa ha tenido conceptos amistosos hacia el presidente Obama, aunque fustigando la historia imperial estadounidense y el entorno burocrático. Con doña Hillary fue cortés y atento en el primer encuentro.
Sus ofertas de campaña determinaron el adiós a las bases de Manta y a un posible TLC, en contraste con su aproximación hacia el Coronel y la Alba. ¿Qué va a pasar en materia comercial con EE.UU. y Europa?, es una de las preguntas de la semana. Eso tiene que mejorar, por muchas y obvias razones. Respecto de la relación con Venezuela, es interesante una respuesta del presidente Correa al periódico El Mundo, de Madrid, el 21 de mayo. ¿Qué le acerca a Chávez? Lo bolivariano, compartir esta visión del socialismo del siglo 21.
¿Qué lo divide? Hay muchísimas cosas que nos dividen. Cada país es una realidad diferente y tenemos que dar respuestas diferentes. Textual, eso dijo. Cierto.
Por lo demás, el tema comunicación volvió a aparecer en la semana, nuevamente con un pronunciamiento casi oficial -en la Comisión Especialísima- a favor de un Consejo de Comunicación con mucho peso del poder Ejecutivo y todo lo que ello significa. Entre otras cosas, peligra el acuerdo legislativo de diciembre, que preconiza un Consejo independiente y que contó con el aval del presidente de la Asamblea, ‘Corcho’Cordero. Mientras tanto, se mantiene inalterable la posición presidencial muy dura con la prensa. Talvez lo único positivo fue otra declaración del gobernante en la entrevista con El Mundo madrileño. Allí, Correa desmintió enfáticamente que haya llegado a decir que “su enemigo más grande es la prensa y hay que destruirla”.
Repetidamente sostuvo que no ha dicho “hay que destruirla” y que prefiere el término “adversaria” a “enemiga”, dedicado a “cierta prensa que ha pasado a ocupar el puesto de los partidos políticos tradicionales”. Interesante.