Solo cambian los protagonistas pero perduran algunos vicios políticos atávicos. Los dirigentes de las diversas tiendas políticas de oposición saben que, pese a que, según recientes sondeos, durante el 2015 se han desmoronado notablemente el respaldo popular al presidente Correa y su credibilidad, para enfrentar con éxito a Alianza País en las elecciones de febrero del próximo año es necesario deponer ambiciones partidistas y demostrar unidad, como se hizo en Venezuela. Pero, por ahora, hacen exactamente lo contrario.
Tan solo los alcaldes de Quito y Guayaquil, Mauricio Rodas y Jaime Nebot, y el prefecto de Azuay, Paúl Carrasco, pese a sus diversas posiciones ideológicas, se reunieron y dieron la impresión de que trataban de impulsar la anhelada unidad, pero no ha fructificado aún su tibia iniciativa.
Varios partidos y movimientos nuevos, que reemplazan a los extintos partidos tradicionales Conservador y Liberal, así como al velasquismo, ID, CFP, PRE, etc., que dejaron profunda huella, buena o mala, en nuestra historia, están reviviendo con creces los defectos de algunos de aquellos. Y aunque faltan todavía 13 meses para la contienda, ya anuncian sus candidatos y precandidatos, que en casos similares han sido globos de ensayo sin mayores opciones de éxito o “chimbadores”, como se denomina en términos coloquiales a quienes solo buscan figurar o boicotear las posibilidades de algún contrincante y favorecer a otro.
En el caso actual, beneficiarían al aspirante único del partido del Gobierno, Alianza País, cuya primera opción es probablemente el vicepresidente Jorge Glas, a quien se promociona sin disimulo y ha pasado a segundo plano el carismático exvicepresidente Lenín Moreno, quien actualmente desempeña funciones diplomáticas de la ONU en Ginebra.
Guillermo Lasso, líder de Creo, que ya participó en la contienda del 2013 y Abdalá Bucaram Pulley, de Fuerza Ecuador, que reemplaza al PRE, ya madrugaron para presentar sus respectivas candidaturas y se considera “casi seguro” que Álvaro Noboa, volverá por quinta vez al “ruedo”, aunque cada vez es menor su apoyo popular. Asimismo, es probable que UP, antes MPD, insista con Lenin Hurtado y que Ramiro González, ex ID y excolaborador de la revolución ciudadana y actual dirigente de Avanza, pruebe fuerzas.
Las centrales sindicales mantienen una posición interna irreconciliable: unos disfrutan de la troncha y otros son críticos del Gobierno y ninguno de los dos sectores decide todavía su participación. Uno de ellos trata de organizar el Partido Laborista Ecuatoriano, para terciar con candidatos propios, lo cual decidirán en una convención nacional este mes; el otro propugna una alianza con grupos ya organizados.
Los aspirantes seguirán proliferando, pero no surge un líder nacional de verdad que aglutine a los diversos sectores inconformes con el régimen de turno.
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