Transcurridos 202 años del 2 de Agosto de 1810, fecha luctuosa de nuestra identidad quiteña-ecuatoriana, los elementos difundidos permanecieron al nivel heroico del número de muertos-prisioneros en el Cuartel Real de Lima, hasta que hace 50 años en el Congreso -1962 el interés pertinaz del Dr. Jorge Villagómez hizo aprobar un decreto para levantar un monumento en la esquina oriental de dicho cuartel que no fue aprobado por el Presidente Carlos Julio Arosemena Monroy. Pudo ser testimonio visual anterior a una placa que corrigió ese error histórico hace décadas, y dice: Cuartel de la Real Audiencia. En su interior hay figuras de cera de esos muertos heroicos, que ningún poder político en 200 años ha colocado en la dimensión gigante de encarcelados políticos, que abrieron la primera puerta del Quito independiente el 10 de Agosto de 1809. En diciembre de ese año ya estaban presos, y un fiscal pidió la pena de muerte para 46, y el destierro perpetuo para los demás. Nunca se ha determinado el número.
Para comprender mejor esos hechos, encontramos en el Archivo de Indias de Sevilla con fecha 16 de agosto el informe de Juan de Celis, tente. de la 2ª. Compañía del Regimiento Real de Lima constituido por un escuadrón de fusileros al mando del Crnel. Arredondo, que junto a fuerzas españolas situadas en Guayaquil llegaron a Quito a proteger el dominio colonial. A fin de octubre de 1809 asumió ese poder el conde Ruiz de Castilla en lugar del presidente de la Junta Suprema Juan Pío Montúfar y Larrea, II marqués de Selva Alegre. Afirma que a la una de la tarde se presentó en el cuartel el regidor del cabildo José Guarderas, pidiendo permiso para visitar al preso José Riofrío, presbítero. Le acompañó al 2º.piso y encargó vigilar la entrada del cuartel al cabo 1o. Faustino Sarmiento. Al salir el regidor Guarderas, advirtió que “habían entrado 6 paisanos de la plebe armados de cuchillos que acometían ciegamente a los guardias de la prevención”, ante lo cual el cap. Nicolás Galup situó un cañón para impedir ingreso de más gente. Después de la primera y única explosión, constató que lo habían acuchillado, y surgió el descontrol . Al subir a las celdas constató la muerte de Manuel Quiroga y de su sirvienta que le trajo la comida, y dijo que sus dos hijas, bajo protección suya, fueron llevadas a sus hogares esa misma noche. El otro muerto es el capitán Juan Salinas y el tercero fue Juan de Dios Morales, los dos integraron la Junta Suprema del 10 de Agosto. Dieciséis fue el total de ajusticiados indefensos. Se infiere que los seis que ingresaron formaban parte de un plan liberador, y que dieron muerte al cap. Galup por lo cual se abrieron las pasiones vengativas, afirma Rumazo González en su libro ‘Manuela Sáenz’. Comenzó nuestra orfandad política.