Las guarichas

En 1895 las mujeres que contribuyeron en las luchas revolucionarias fueron llamadas guarichas. Esas valientes camaradas se unieron a las causas liberales. Junto a los hombres, novios o maridos, emprendieron en combates extenuantes. Las guarichas estuvieron con los montoneros y emprendieron en campañas relacionadas con la consecución de fondos para las revueltas, en el transporte de encomiendas y en el traslado de mensajes. Las Guarichas fueron protagonistas esenciales en el éxito de la campaña planteada por Eloy Alfaro. Su bravura y lealtad a la revolución las convirtieron en intérpretes silenciosas de la propuesta conspiradora.

Al entrar el presidente Rafael Correa al Regimiento Quito, el pasado jueves 30 de septiembre fueron las esposas de los policías quienes impugnaron y con quienes el Jefe de Estado se enfrascó en argumentaciones y expresiones de diatriba. Se trataba de una refriega de calle, de plaza.

Un conflicto sindical, laboral fue creciendo exclusivamente por la presencia de un contendor de privilegio. Las guarichas del siglo XXI estaban en la protesta y fueron ellas, las esposas de los policías, quienes se enfrentaron al poder para reclamar sus aspiraciones salariales. Qué mejor que hacerlo con el Primer Mandatario, mesa servida. Solo minutos más tarde, cuando desde la ventana se desafió a la muchedumbre y se convocó a la muerte, los acontecimientos tuvieron otras connotaciones. La rechifla y el alboroto crecieron, el descontrol reinó, en medio del jaleo era preciso pescar beneficios políticos.

Los muertos deben pesar en la conciencia del desatino. Deben pesar en la conciencia de la imprudencia, la precipitación y atolondramiento. Justificar esa negligencia aduciendo al estilo es responder con atrevimiento. Ahora en nombre del estilo se explica la muerte. El dolor de las familias y las víctimas tiroteadas durante el absurdo y desquiciado 30-S marcarán un destino histórico en el Régimen de la revolución ciudadana.

En Chile, en la Mina San José, se transmitía en vivo y en directo la vida, en Ecuador, en el Regimiento Quito se televisaba vía satélite la muerte.

La confrontación a la que hemos asistido estos 3 años no ha permitido dar un solo paso hacia la cimentación de instituciones estables. Un país que ha pulverizado la institucionalidad y que nada hace por recuperarla está destinado a continuar en esta ruta de descomposición. No se ha dado una mera muestra de querer reconstruir la organización, la estructura pública. Todo está vaporizado y anárquico.

Esas anónimas guarichas que abuchearon al Mandatario se podrán convertir con el tiempo en el germen de revueltas, asonadas, conspiraciones y sublevaciones.

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