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Hay muchas cosas que decir en este momento y todas giran en torno a Venezuela. La primera, para dejar de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro: la reacción xenófoba y visceral contra venezolanos, tras el asesinato de Diana, es inaceptable. Un país de emigrantes no puede permitirse reacciones xenófobas, por ninguna razón. Siempre va a haber inmigrantes que cometan crímenes. Ecuatorianos los han cometido en España y Estados Unidos sin que la población de compatriotas haya sido vejada y expulsada por culpa de ellos.
Venezuela está viviendo una crisis humanitaria sin precedentes, creada por un gobierno autoritario que nunca pensó dejar el poder. Quería convertir el país en un paraíso socialista pero en el camino se convirtió más bien en una cleptocracia bien organizada. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, invocando el Artículo 23 de la Constitución Bolivariana, asumió la presidencia transitoria del país. Por supuesto, la opción legal no era cristalina, podía prestarse a interpretaciones. Pero 1) Tenía el total apoyo de la oposición en su conjunto e internacionalmente la del Grupo de Lima y; 2) Era el último mecanismo legal posible para una salida democrática y pacífica para Venezuela. No cabe duda de que los gobiernos de América Latina hicieron y hacen bien en apoyarlo, no hacerlo sólo ahonda la posible salida democrática, que Venezuela quede eternamente sometida o, que la salida sea muy violenta. La posición de México y Uruguay es vergonzosa.
El intento Guaidó necesitaba del masivo apoyo internacional para forzar a las fuerzas armadas si no a alinearse con él, al menos a dividirse. Eso no ha pasado, por lo tanto es muy posible que el último intento termine en el más absoluto fracaso.
Venezuela ha jugado bien su ajedrez internacional estos 18 años. Neutralizó a EE.UU. alineándose sólidamente con China y Rusia. Ahora Putin no sólo maneja bien a Donald Trump, puede vetar cualquier decisión del Consejo de Seguridad. Y China se abstendrá como siempre.
Para quienes en la izquierda les preocupa una invasión estadounidense, creo que el párrafo anterior sintetiza por qué no se va a dar. No es que no puedan hacerlo, incluso con una operación quirúrgica como la de Noriega en Panamá. Sumado a lo anterior, la situación interna bajo la administración Trump es tan deprimente, que apenas podrán coordinar que no haya accidentes aéreos durante el actual cierre del gobierno. Aún no hay Secretario de Defensa y, cualquier movimiento sin autorización del Congreso, puede acelerar un impeachment. El Partido Demócrata no tiene ningún interés en hablar de Venezuela y lo que le queda a Guaidó es Marco Rubio, John Bolton y el Secretario de Estado arengando su causa.
Y no, EE.UU. no necesita del petróleo venezolano, tiene otros oferentes aunque más caros. Es más, China absorbería inmediatamente el excedente.