El sistema electoral debe ofrecer confianza, se lo obtiene con procesos transparentes y neutralidad de la entidad electoral. Esto está en entredicho con el cruce de firmas o lo que es o acontece en el CNE, además, hay dudas sobre cómo se obtuvieron firmas para el reconocimiento de las organizaciones políticas. Esto siembra dudas sobre la legitimidad del proceso.
Hay varios tipos de irregularidades. Firmas de A aparecen en B; R. Patiño en el PSP, un dirigente del PSC en Alianza País, el de CREO en otro partido. Difícil culpar de eso a otro partido. En otro caso, las firmas de una organización, con fecha anterior a las presentadas por otra, aparecen en la segunda. Es cruce de firmas. Antes ya hubieron dos dudas. Organizaciones sin presencia pública ¿de dónde sacaron las firmas y por qué fueron fácilmente reconocidas? La otra duda: según partidos y CNE se necesita 30% más de firmas ya que se anularían las repetidas. ¿Cuál vara mágica proveyó ese porcentaje y por qué se aplicó más a unos que a otros? En estos casos está en juego el CNE, no los partidos .
Es indispensable una auditoría informática. No debe haber dudas sobre los procedimientos internos y el sistema del CNE ¿es un problema informático; de digitadores; o de voluntad de alguien? Convenía esclarecerlo no por simple procedimiento interno; hay demasiadas dudas; sino con peritajes y analistas externos.
Es otro ámbito, acaso afuera del CNE, la ‘compra de firmas’. Están implicadas organizaciones políticas y actores de incorporar nombres de inocentes ciudadanos. Son gente de organizaciones o empresas con grafólogos, técnicos informáticos, o por la colaboración de entidades terceras, Registro Civil, CNE, etc. ¿Quién es el milagrero de las firmas con uno u otro procedimiento? También hay firmas recogidas de modo indebido. A. País habría recogido en las marchas, se firmaba una afiliación para recibir comida; o funcionarios que se afiliaron para no perder un puesto o gente con algún problema, hizo lo propio.
Lo complicado es probar los ilícitos. Así, el proceso está viciado. En lógica, las inscripciones deberían ser anuladas y recomenzar el proceso con medidas apropiadas sin anular las elecciones. Se podría reconocer a los que ya han presentado sus firmas, debiendo en el futuro ratificarlas.
Ecuador tendría cinco millones de militantes y adherentes, cerca de 40% de la población, sería uno de los países con mayor número de militantes adhesión a partidos del mundo. Un contraste con la realidad. La idea de sancionar a los partidos –creándoles obstáculos- y que los políticos son malos y fuera de ellos están los puros, nos está revelando que es una irresponsabilidad colectiva, pues la vida política debe tener mayor sentido de libertad, pero tener normas más exigentes sobre el funcionamiento de los partidos, no el número de firmas. El moralismo y sus normas están mal.