Recientemente asistimos a sucesos deportivos que auguran un nuevo tiempo; y, ojalá, el sepelio de viejas costumbres.
Dos de varios sucesos deportivos que causaron alegría nacional fueron el triunfo del ciclista Richard Carapaz; y, a continuación, el éxito mundial de 21 futbolistas jóvenes en un torneo realizado en Polonia, donde obtuvieron el tercer lugar. Se los vio jugar con fe, con pasión, con sentido de patria, agotando hasta las últimas energías. Es reconfortante saber que el gol del volante esmeraldeño José Cifuentes fue calificado por la FIFA como la mejor anotación del Mundial Sub 20.
Hizo bien el Presidente de la República al invitarlos al Palacio y ponderar sus méritos. Son anuncio de un porvenir diferente. Allí la atleta Elizabeth Bravo agradeció en nombre de otros deportistas ecuatorianos que están retornando con medallas y honores.
Los predecesores que actuaron en la Selección Nacional-Copa América- volvieron cargados de derrotas. El Presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Francisco Egas, estima que debe haber renovación casi total de este cuadro mayor. “Queremos una Selección con códigos de conducta intachables”, expresó; añadiendo que en la Copa América han evidenciado …“comportamientos que no van de acuerdo con ese deseo”. Debe producirse una renovación casi total (60 a 70%).
De los 21 jóvenes triunfadores en Polonia, algunos prontamente o un poco más tarde serán requeridos por equipos extranjeros y bien lo merecen. Pero que no pierdan su conducta actual caracterizada por disciplina, esfuerzo, respeto de las jerarquías, tenacidad y, entre otros requisitos, sin caer en la vanidad, en la fiesta constante, en el alcohol y anexos.
Si altos personeros de la política ante tanta alabanza diaria pierden lentamente la realidad, con mayor razón los jóvenes aun sin experiencia de la vida real. Comienzan a percibir altos ingresos; las invitaciones y los elogios son muy frecuentes; y ya sabemos que en nuestro medio los actos sociales están acompañados de bebidas espirituosas. A su vez, admirados por algunas mujeres, incurren en sus halagos y, de esa manera, empiezan a incumplir las reglas para mantener su alto rendimiento, olvidando que en el fútbol solo hay un periodo máximo de ocho años para actuaciones exitosas. Si el dinero es lo principal, continuaremos en el actual estado de crisis de valores. El honor, el civismo y el orgullo nacional estarán en último plano.
Sin ser un experto en fútbol, impresiona ver que algunos jugadores violentos causan daños físicos a los contendores. Otros, al menor contacto caen y se dan tantos revolcones cual si hubiesen sufrido daño mortal. Para los casos extremos deben estar presentes en el estadio, además del médico, la Cruz Roja y, de una vez, una funeraria, según el buen humor quiteño.