Entre 2007 y 2014 se implantaron en Galápagos dos proyectos pequeños de energía eólica; en el continente, en el 2013 entro en funcionamiento el proyecto eólico Villonaco de 16,5 megavatios. Los tres fueron financiados internacionalmente, todos con el apoyo total del gobierno de Correa.
Un segundo proyecto en continente y para el sur, Huascachaca, Yuluc, Saraguro, Loja, fue gestionado desde hace 13 años por la empresa austral Elecaustro. En el 2008 esta empresa, dirigida por el ingeniero Antonio Borrero, gestiona el mismo, y realiza los estudios para un proyecto de 50 megavatios, el triple del antecesor en Loja. Por razones desconocidas el Estado no se interesó a pesar del cumplimiento de los requisitos establecidos. Glas y Albornoz lo dejan en la congeladora; quizás no resultaba “rentable” en términos políticos y económicos. La tozudez azuaya hace que finalmente en el 2016 se le conceda el título habilitante. Se avanza con las obras civiles y la interconexión eléctrica; y con financiamiento del BDE y recursos de la empresa, bajo concurso internacional se selecciona a la empresa china DongFang International Corporation, para la fabricación internacional y entrega en puerto, cosa que se dio este año, y la instalación integral del parque. Para está fase se crea una filial nacional, DongFang Electric Ecuador. Los servicios de manejo y transporte, hasta la instalación final tienen un avance significativo, incluida la subcontratación del transporte.
Para el transporte en particular, DongFang Electric Ecuador lanzó un concurso privado que ganó el consorcio Santa Fe-Montejo, presente en Villonaco. El perdedor, Noroccidental Atlas de Quito, usa todas sus armas para impugnarlo; Elecaustro gana dos amparos constitucionales; los impugnadores consiguen el apoyo de políticos y prensa influyente. Nuevamente, el centralismo hace su jugada; Borrero es retirado. Quedamos en manos de ambiciones y políticos centralistas. ¡Vergüenza de país!