¿Es necesaria la educación política de los jóvenes? Si, obviamente si entendemos como educación política el conocimiento y ejercicio de los derechos y deberes que como ciudadanos tenemos obligación de saber.
La educación política, que es educación cívica y educación para la vida, no solo incumbe a los jóvenes sino a todos los integrantes de un país, hombres y mujeres, desde los niños hasta los adultos mayores. Todos. Mientras más politizada es una sociedad, mientras la mayoría sabe y ejerce sus derechos, sus libertades y responsabilidades, su calidad de ciudadanía crece, con lo cual sus capacidades interacción con el Estado son más altas. El resultado es la profundización y ampliación de la democracia y la mayor eficiencia de las políticas públicas y servicios del Estado.
Con ciudadanos mejor formados la política general se depura. Con gente educada y con criterio, el caudillismo y el mesianismo reducen su espectro de influencia. Las personas dejan de ser seducidas por la propaganda populista, totalitaria o fascista. Baja el nivel de manipulación de grandes conglomerados.
Con ciudadanos formados se incrementa el compromiso cívico con su entorno. Deja, por ejemplo, de lanzar basura a las calles, no se orina en las esquinas, no maneja como loco en las carreteras, respeta las señales de tránsito. El ciudadano formado en derechos establece una relación responsable y armónica con la naturaleza y con los animales.
Los ciudadanos con formación política, saben que el poder reside en ellos. Que los políticos electos, para cualquier puesto público, son sus representantes. Que estos tienen que cumplir con sus ofrecimientos y tienen que rendir cuentas. Si no lo hacen, pueden exigir que se vayan a su casa. Y si son pillos, a la cárcel. Saben que los recursos del Estado son de todos y tienen que ser bien invertidos.
Los ciudadanos politizados, con su participación y vigilancia permanente, impiden la corrupción y mejoran los servicios públicos. En tal sentido ejercen su corresponsabilidad en la realización de las políticas públicas. No dejan solo al Estado, caminan junto a él. Ejercen un contra peso, crean partidos políticos y movimientos sociales.
Una de las principales líneas de educación política, que no es solo responsabilidad de la escuela, debe ser el aprendizaje del pensamiento laico. El respeto profundo al pensamiento y creencias del otro. El respeto a la diversidad. El estímulo para el ejercicio de las libertades de todos. En tal sentido, educación política no debe ser concebida como aprovechamiento del aparato estatal y del sistema educativo para el adoctrinamiento en las ideas de ningún partido político ni iglesia. Eso es manipulación del poder que conduce a la sumisión y al clientelismo, y al reforzamiento de regímenes caudillistas y autoritarios.
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