Súbito, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela convocó a elecciones para el 14 de abril para elegir al Presidente tras la muerte de Hugo Chávez a pocos meses de su reelección.
Lo primero que hay que comentar es el proceso de interpretación constitucional del Tribunal Supremo de Justicia que, mientras el Presidente reelecto estuvo en Cuba, extendió las funciones administrativas del Vicepresidente designado por Chávez ante la enfermedad que impidió la posesión formal el 10 de enero.
Luego, interpretó la Constitución una vez más. La Carta Magna hablaba del interinazgo del Presidente de la Asamblea antes de la convocatoria a nuevas elecciones (artículo 233).
El viernes a pocas horas del funeral de Estado la Asamblea tomó juramento a Nicolás Maduro como Presidente. Cabe recordar que Maduro no fue elegido, puesto que en Venezuela el vicepresidente es de designación presidencial y el mandato para el que lo designó Chávez, tras las elecciones debió expirar el 10 de enero.
Maduro es el candidato oficial de un partido que no dudará en poner todo el contingente de propaganda y el aparato estatal al servicio de la campaña como lo ha hecho aún en medio del duelo nacional decretado.
Frente a él otra vez Henrique Capriles asume el testigo de la oposición unida, a sabiendas de lo difícil de una elección donde el luto juega su propia partida.