El Vaticano se confiesa

Esta semana, por primera vez El Vaticano acude a rendir cuentas ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su calidad de Estado. Lo hace en un tema polémico, espinoso y triste: los abusos sexuales a menores.

Es significativo que la huella de sinceridad, humanismo y frontalidad con que el papa Francisco ha acometido su pontificado ha sido la constante en todas las acciones que emprende la Santa Sede, no solo en aspectos doctrinarios y en materia de evangelización, sino en mensajes ecuménicos y acciones del poder temporal y el campo político en que, de manera complementaria a sus tareas, afronta la Iglesia Católica.

Silvano Tomasi, representante de la Santa Sede ante la ONU, en Ginebra, reconoció que hay responsables de abusos en todas las profesiones, incluso entre miembros del clero.

Las acusaciones de abusos sexuales de menores fueron un tema que acompañó al pontificado de Benedicto XVI. El antecesor de Francisco restituyó a cerca de 400 sacerdotes por abusos sexuales, según datos que recoge la agencia de noticias France Press.

La Iglesia entonces afrontó críticas, algunas de buena fe frente al sórdido tema; otras, con el afán de minar su poder moral, aquel que es una guía en el mundo occident al .

La actitud del Santo Padre en distintos aspectos polémicos de la vida social es una brisa de aire fresco que bien le hace falta a la Iglesia para mantenerse como referente entre millones de creyentes.

La comparencia en la ONU, otro sello más del paso seguro del papa Francisco.

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