Los días difíciles de la tragedia ocasionada por los terremotos siguen presentes con fuerza y sus secuelas afectan directamente a miles de niños.
Las estimaciones de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) llegan a cifras de 150 000 en las zonas destruidas por los sismos.
Se acerca el Día del Niño. Y esa acción solidaria que se ha despertado de modo individual y colectivo piensa en los niños y materializa los buenos sentimientos en tareas concretas.
Pronto llegarán a ciudades como Canoa y Pedernales, en Manabí, o Muisne y San José de Chamanga, en Esmeraldas, mil muñecos de trapo.
Cada muñeco tiene un mensaje solidario escrito por otros niños. 700 de esos muñecos se confeccionan en Quito. 300 vienen desde otros países.
La tarea es conjunta. Son los niños, sus padres, sus maestros y la iniciativa de la Red Solare Ecuador y varios centros infantiles y escuelas. Cosen telas y trapos de colores para crear muñecas y animalitos que logren una sonrisa de quienes lo han perdido todo.
El ejemplo puede ser revulsivo y despertar otras tareas solidarias a más de las que ya han llegado con víveres, agua, ropa, materiales de construcción.
La comida y bienestar material, la seguridad y el afecto requieren de estas expresiones espontáneas de ternura que quizá se multipliquen. El entretenimiento, un juguete, un abrazo solidario y fraterno son clave en la reparación emocional que todos debemos apoyar.