Terminaron los conteos oficiales de votos para Presidente de la República. La segunda vuelta virtualmente se ha iniciado.
Las tensiones de las primeras horas del cierre de las urnas fueron despejando interrogantes y abriendo el camino para el tramo final. Lenin Moreno y Guillermo Lasso se ganaron el pase para disputar la Presidencia el 2 de abril.
Otro escenario que se clarificó es aquel de la Asamblea Nacional 2017-2021. La mayoría de Alianza País tiene a dos fuerzas antagónicas en segundo y tercer lugares: la Alianza Creo-Suma y el Partido Socialcristiano. Para un escenario viable para el nuevo gobierno -y más allá de las primeras encuestas y sondeos- será indispensable un ambiente de respeto y altura.
Esa tarea debe empezar ya. Las primeras escaramuzas de la segunda vuelta de una campaña que ya está plagada de ataques y descalificación al rival -cual si fuese enemigo- son una apuesta equivocada. Podrían convertirse en una derrota o, en el mejor de los casos, en pan para hoy y hambre para mañana. Si alguien gana desatando pasiones negativas, encono e incordios, le será difícil gobernar.
La situación económica, la generación de miles de plazas de trabajo, la lucha por una justicia equilibrada y la transparencia, y hasta las reformas políticas, merecen acuerdos de gobernabilidad claros y generosos.
Los candidatos tienen la obligación de sembrar respeto a las ideas de los demás. El futuro lo demanda.