Un giro en la política educativa dio a conocer el Gobierno. Las escuelas rurales vuelven, tras el faraónico experimento de las escuelas del Milenio, otro esperpento correísta. Se habla de dos años para rehabilitar 2 000 establecimientos.
Además se acotará el trabajo de los docentes liberándolos de carga administrativa. Y volverá la implantación de materias sobre valores, dentro de un contexto de reforma que se basa en la calidad de los maestros.
El ambicioso plan de las Escuelas del Milenio, bandera propagandística de la revolución ciudadana, resultó fallido. Millonarias construcciones, a distancias kilométricas para estudiantes que debían hacer enormes sacrificios para llegar y centenares de aulas sobredimensionadas. Elefantes blancos, dijo en su momento el presidente Lenín Moreno.
Tal vez algunas se puedan aprovechar, pero la idea es rescatar la escuela rural. No se trata de volver al pasado en cuanto a la precariedad de los establecimientos. Seguramente habrá que emprender en mejoras sustanciales en infraestructura, dotando a las aulas de luz eléctrica, conectividad y servicios higiénicos de calidad y agua para su adecuado uso.
El costo estimado de los arreglos de 1 000 de ellas, programados para este año, es de USD 70 millones.
Ahora bien, paralelamente hay que preparar a docentes con vocación, sobre todo dotarles de solvencia ética y académica. Esa será la base de la pretendida reforma integral que puede tardar más de 20 años.
Un docente más cercano a la realidad con materias de conocimiento universal pero con conciencia del entorno de cada comunidad, es algo crucial.Para ello es importante otra de las ofertas: reducir la carga administrativa y dar más tiempo al maestro para su preparación.
Pero, además, se plantea un tema fundamental para afrontar los tiempos que vivimos. Reavivar la educación en valores sociales, culturales y del entorno. Volver a la cívica. Hacer prevalecer la esencia humana por sobre la propaganda y la consigna. La tarea es de todos, por nuestros niños y jóvenes y el futuro del país.