Un año, entre logros y dificultades propios de una urbe compleja como Quito, cumple hoy Mauricio Rodas como alcalde.
Es lógico suponer que los nuevos funcionarios tardan su tiempo en conocer los secretos del manejo del Cabildo quiteño. Una ciudad en crecimiento, con su pulso y personalidad propios, supuso para alcaldes anteriores un buen tiempo para asumir la complejidad municipal.
Rodas sumó una dificultad: ser Alcalde de una vertiente política distinta a la del Presidente en una ciudad emblemática como Quito, lo que acarreó tensiones no fáciles de manejar. Hoy la balanza política en el Concejo no le es desfavorable.
El Alcalde cumplió su promesa de bajar impuestos, asumió plenamente las competencias en el transporte, aumentó el número de unidades del sistema Trolebús, inauguró el corredor Calderón-El Ejido e impulsa el proyecto de los metrocables, que será bandera de su administración, así como el sistema Metro lo fue de Augusto Barrera, un proyecto en el cual el actual Alcalde también deberá empeñarse para mostrar avances.
Rodas ha privilegiado el papel del sector privado para plantear soluciones frente a las necesidades de la ciudad. También ha dado énfasis a las visitas en los barrios y a la dotación de obras.
El Alcalde tiene retos más allá de la movilidad. La gente espera con paciencia pero exige, y con razón. En los años siguientes será más acuciosa: quiere soluciones, mejorar la calidad de vida. Una vez pasado el plazo del aprendizaje, es tiempo de cumplir los afanes ciudadanos.