Hay que empezar diciendo que no se trata de un plan nuevo y que Quito sigue rezagada en esta materia respecto de otras capitales. Pero es reconfortante saber que hay un nuevo impulso al empleo de las bicicletas en las calles quiteñas, como parte de un plan integral que busca su uso eficiente y respetuoso.
Del total de 4,2 millones de viajes diarios que se realizan en la ciudad,
13 206 se hacen en bicicletas. Hay 1 800 usuarios de las 900 bicicletas puestas en servicio por el Municipio.
Actualmente se adecúa y se consolida la red de ciclovías que al momento mide 87 kilómetros y se extenderá hacia el sur y hacia el norte, tratando de articularla a las estaciones de transporte público. Se han instalado 50 dispositivos en las unidades de transporte público para movilizar dos bicicletas por cada viaje de estación a estación.
A la par, se mantienen los ciclopaseos dominicales, que empezaron hace 13 años, y ahora se promueven, con fines turísticos, ciclopaseos familiares como los de los jueves en La Mariscal.
La sostenibilidad de un proyecto de esta naturaleza, está claro, va mucho más allá de que las autoridades desarrollen las etapas comprometidas. Incluye brindar seguridad a quienes usan las bicicletas y, sobre todo, lograr que la ciudadanía y los conductores entiendan esta forma de movilidad como el ejercicio de un derecho ciudadano.
La contraparte es que los usuarios de este medio de transporte comprendan también sus obligaciones.