En la antesala de las elecciones generales de 2025 en Ecuador, el país enfrenta un desafío crítico: garantizar un proceso electoral transparente, eficiente y digno de una democracia madura.
Las recientes conclusiones de la Contraloría General del Estado (CGE) sobre las fallas en el voto telemático en las elecciones anticipadas de 2023, sumadas a la crisis electoral en Venezuela, subrayan la urgencia de fortalecer los mecanismos electorales.
El informe de la CGE reveló fallas significativas en la contratación y ejecución del voto telemático. Entre ellas: La falta de un análisis adecuado de la capacidad operativa y tecnológica; la ausencia de pruebas técnicas previas. También está la selección de proveedores inadecuados, que afectaron a miles de ecuatorianos en el exterior.
Estas deficiencias no solo pusieron en entredicho la integridad del proceso electoral, sino que también erosionaron la confianza de los votantes en el sistema democrático.
La democracia no solo se sostiene en la libertad de elección, sino en la confianza que los ciudadanos depositan en sus instituciones. Cuando esta confianza se ve comprometida por intermitencias en el sistema e inconsistencias en las actas, se abre la puerta a la deslegitimación de resultados electorales.
La repetición de elecciones para algunas dignidades por las inconsistencias numéricas en 364 actas procesadas muestra la falta de previsión y planificación. Y socava un pilar fundamental de la democracia.
La falta de confianza en el sistema electoral y las barreras tecnológicas de un voto telemático mal implementado desmotivan a los ciudadanos a participar en el proceso democrático.
Este fenómeno no es exclusivo de Ecuador. La crisis electoral en Venezuela, marcada por acusaciones de fraude y falta de transparencia, es un recordatorio de los peligros que enfrenta una democracia cuando estos procesos se ven comprometidos.
Ecuador tiene la oportunidad y la responsabilidad de aprender de estos errores y tomar medidas correctivas antes de las elecciones de 2025.
Está por demás recordarle al Consejo Nacional Electoral (CNE) que parte de sus funciones es fortalecer sus procesos de contratación y evaluación de proveedores. De esta forma, se asegura que solo aquellos con experiencia y capacidad técnica participen en la implementación del voto telemático.
Además, es crucial que se efectúen pruebas exhaustivas y simulacros antes del día de las elecciones. Hay que identificar y mitigar riesgos potenciales para evitar problemas del pasado.
Los ciudadanos deben exigir procesos claros, inclusivos y confiables, que reflejen verdaderamente la voluntad popular.
Solo así se podrá garantizar que las elecciones de 2025 sean un verdadero reflejo de la democracia que los ecuatorianos merecen. La lección es clara: no basta con votar; es esencial que el voto se cuente de forma justa y transparente. Un principio básico de la democracia es el respeto a la voluntad del pueblo.