Desde hace varios años, el Ecuador no solo es un país de destino sino un punto de envío de remesas. El año pasado, los envíos desde aquí alcanzaron los USD 452 millones, un 27% más que en el 2017.
Uno de los principales países receptores desde el Ecuador es Colombia, seguido por Perú, aunque de lejos. Una de las explicaciones es la permanente migración de población económicamente activa desde esos países en busca de una moneda consistente como el dólar.
En este mapa no aparece, sin embargo, Venezuela, cuyos niveles de migración a Ecuador han sido altos sobre todo el año pasado, a consecuencia del agravamiento de la crisis interna en ese país. Los venezolanos que trabajan en el Ecuador tienen otras vías para enviar sus ahorros a sus familiares; muchos los reenvían a través de Colombia, específicamente desde la fronteriza Cúcuta.
Si bien la cifra de envíos es bastante menor que la de recepción de remesas, que el año pasado superó los USD 3 000 millones, es llamativo que desde un país con dificultades económicas como el Ecuador se realicen envíos de manera creciente, al pasar de menos de los USD 36 millones en 2009 a los 452, en el 2018.
Sin duda, la depreciación de la moneda en los países vecinos, en especial en Colombia, hace atractivo al dólar, al punto que no son solo los colombianos quienes envían remesas a su país sino pequeños comerciantes que compran materias primas allá.
La realidad de un mercado integrado en lo económico y lo comercial, pero con diferencias en materia cambiaria, hace posible que alguien pueda ganar en dólares y gastar en monedas menos consistentes (pesos, soles o bolívares), y al mismo tiempo pone en dificultades a los exportadores ecuatorianos cuando se trata de competir en el mercado con los vecinos.
Las remesas que salen del país también muestran los destinos preferidos por los trabajadores extranjeros: Pichincha y Guayas. Estas dos provincias tienen el mayor peso en la economía del país y de ellas salió el 57% de las remesas.