La solución -al menos parcial- de los problemas para circular en la capital ecuatoriana, demanda una serie de obras viales de calado. Diseñar y levantar esa nueva infraestructura tomará tiempo, demandará recursos y también ocasionará molestias a los ciudadanos. No solo a los que conducen automotores, sino también a los de a pie y a los vecinos de las zonas en las cuales se realizan los trabajos.
Un escenario así -de contratiempos y de cierres temporales de avenidas y calles en uno u otro sentido- se configura alrededor de la Solución Integral Guayasamín. Esta empezó a construirse el pasado 5 de abril, en paralelo al túnel del mismo nombre.
28 meses pasarán al menos para que tome forma un conjunto de obras, que incluye un puente, el intercambiador en la Plaza Argentina, la instalación de un nuevo peaje y la más que imperiosa ampliación de las vías que conectan a Quito con el valle de Tumbaco y poblaciones aledañas.
La inversión, han dado a conocer las autoridades municipales, superará los USD 131 millones. Esto significará un aumento del costo del peaje.
Mientras se adelanta el nuevo tejido vial, se alimenta la esperanza de que este efectivamente ayudará a mejorar el flujo de vehículos, en una zona de por sí neurálgica en este sentido.
Por supuesto que es importante el apoyo de los quiteños, afectados ya por otras iniciativas que se realizan simultáneamente, como el Metro, el intercambiador de Carapungo, etc.