Lleno de preguntas sobre el funcionamiento del nuevo calendario, con un esquema de evaluación que supone mayores esfuerzos de los educadores y con exigencias de las autoridades de mayores horas de presencia en los establecimientos educativos, se inicia el año escolar para el período 2012– 2013 en escuelas y colegios de la Sierra y Amazonía.
Hace seis años, al finalizar el gobierno de Alfredo Palacio, se convocó a una consulta popular para adelantar cambios en el sistema educativo. Se debiera evaluar los avances a fondo y establecer si el positivo incremento presupuestario estipulado por este Gobierno ha sido empleado adecuadamente. Si la relación entre inversiones y gastos corrientes ha sido correcta y, sobre todo, si se advierten avances en la calidad de la educación, que es la clave del futuro del país.
Los quinquimestres establecidos suponen una evaluación permanente, acaso útil para los alumnos que tendrán oportunidad de dividir sus notas en lapsos más pequeños y en el promedio de todas las notas mejorar sus calificaciones. Sin embargo, los maestros no están de acuerdo con todo lo que sucede.
Se aumenta el número de educandos por clase, el incremento de horas de presencia en los establecimientos es una exigencia rigurosa y, por si esto fuera poco, la carga de evaluaciones constantes podría exigir sacrificios exagerados puesto que la atención de analizar pruebas, trabajos y exámenes demanda una dedicación especial.
Otro debate instalado es el de los períodos de vacaciones que rompen la tradición de ciclos libres en Navidad y Semana Santa, fechas destinadas al turismo interno que se aprovechan para viajes familiares y que tienen especial significación en los ingresos de la actividad turística.