La droga es un problema no menor en el país. Se trata de un territorio de tránsito donde se han instalado mafias vinculadas con carteles especialmente de México y Colombia, y donde el tráfico al menudeo es un jugoso negocio ilícito.
Parece difícil luchar contra el microtráfico de drogas, aún más luego de la legalización del consumo de pequeñas dosis personales. Las investigaciones que proporcionó la Unidad Antinarcóticos de la Policía Nacional, que publicó ayer este Diario, muestran las zonas más vulnerables de Quito.
De los 76 barrios donde funciona el ilícito negocio, 16 son más peligrosos y, de ellos, el Centro parece crítico, especialmente en la zona de San Roque y los sectores aledaños al expenal, a los prostíbulos y al mercado. Hay otro punto donde la delincuencia hace su agosto: la zona de La Mariscal, llena de bares, restaurantes y discotecas. Los vecinos dicen que lo que allí ocurre reviste gravedad.
Las mafias toman las calles y las veredas, tienen espacios delimitados y horarios de ‘trabajo’. La Unidad de Lucha Contra el Crimen Organizado informó sobre la detención de un extranjero vinculado a la droga en el Cumandá, San Roque y La Mariscal. Hay crímenes conectados con el microtráfico y el mecanismo empleado se parece, según los expertos, a aquel que se expandió en Bogotá en el año 2000. Hay indicios del funcionamiento de sistemas parecidos en las ciudades más importantes del Ecuador.