La seguridad no es una respuesta reactiva y temporal y no debe ser un tema aislado: se trata de una política de estado en pro de la gente. Las Fuerzas Armadas deben preservar la soberanía nacional y la integridad territorial. La Policía Nacional tiene a su cuidado la vida de la gente, la libre circulación y la garantía de sus bienes y propiedades.
Ambos entes trabajan ahora como una Fuerza de Tarea Conjunta. Aunque las operaciones criminales y la infiltración de grupos irregulares y bandas armadas datan de hace dos décadas atrás, los atentados terroristas, la muerte de infantes de marina, el secuestro y asesinato de un equipo de diario EL COMERCIO y la desaparición de otros ciudadanos obliga a dar un giro frontal y contundente.
Ya hay un plan, ya hay un mando unificado, ya se mueven recursos para potencial distinto para cumplir su misión.
Poco a poco llegan municiones y abastecimientos, vendrá una reposición importante de armamento y mejoran las comunicaciones. Es cuestión de recursos y capacidad de adquisición pero con fines concretos y ordenados.
Este año ya se ha capturado 8.4 toneladas de coca. Además, según el Director de Antinarcóticos de la Policía, se trata de ubicar los nexos de apoyo a los narcotraficantes que vienen del norte y que están entre nuestros pobladores en sembríos, cosecha empaque y transporte de la droga.
La acción debe continuar con respaldo de toda la sociedad.