El presidente Lenín Moreno presentó al país su plan. El objetivo es conseguir la estabilidad económica para superar la crisis que dejó el Régimen anterior, incentivando la producción y el empleo.
Aunque es cierto que varias de las acciones deberán ser explicadas en detalle por los ministros encargados de cada área, y que se requiere de acuerdos para que la Asamblea Nacional apruebe leyes y reformas, las primeras reacciones han sido positivas.
La amnistía tributaria es una acción que busca recaudar. El anterior Gobierno lo hizo y logró captar dinero, pero tampoco es una buena política si se adopta continuamente. Quienes obtienen ganancias grandes deben pagar impuestos para sostener el desarrollo.
Es un alivio para el sector productivo eliminar el absurdo anticipo al impuesto a la renta que tanto daño causó al empresariado, el cual debía pagar un impuesto aunque haya generado pérdidas, como ocurre en época de crisis.
Otros aspectos claves son los incentivos a quienes exportan e invierten.
La voluntad de reducir el gasto, recortar personal innecesario, vender algunas empresas públicas improductivas es todo un mensaje de austeridad y ejemplo que hay que hacer cumplir.
Buscar un nuevo perfil de la deuda (menos intereses y plazos más largos) es una prioridad urgente.
Además, la elevación temporal de aranceles y la reducción paulatina, en la medida de lo posible, del impuesto a la salida de divisas completan el plan.