El embalse de la Central Hidroeléctrica Mazar, que es un reservorio de 410 millones de metros cúbicos y una longitud de 31 kilómetros, está lleno.
Alcanzó su cota máxima de 2 153 metros sobre el nivel del mar. El Ministerio de Energía dispuso que la central funcione de acuerdo con el ingreso de caudal, que alimente el río Paute. Es decir, evitar el desperdicio de agua y generar con los excedentes.
La esperanza ciudadana se centra en que esta reserva de agua sea controlada de manera técnica y efectiva para afrontar el próximo estiaje. A finales de enero de 2025, el Consejo Consultivo de las Ingenierías y Economía (CCIE) indicó que el próximo estiaje en Ecuador podría presentarse en abril.
Sus integrantes reconocieron que las reservas de agua de Mazar son importantes, en la actualidad, pero durarían unos 30 días si se presenta otra sequía prolongada. El Régimen estimó que serían 90 días.
Hay que recordar que el embalse de Mazar permite que el Complejo Hidrológico Paute Integral (Mazar, Paute-Molino y Sopladora), que tiene una capacidad instalada de 1 757 megavatios, funcione sin inconvenientes.
Analistas como Alberto Acosta Burneo consideran que la situación del sector eléctrico podría ser otro factor decisivo en los resultados de la segunda vuelta electoral en Ecuador, que se cumplirá el 13 de abril.
Ecuador requiere madurez para no politizar este tema, manejarlo de forma técnica y no electoral. La economía nacional no resiste nuevos cortes de luz. Recién busca reactivarse de los registrados entre septiembre y diciembre de 2024 y de los anteriores ocurridos a mediados de ese mismo año.
El criterio técnico debe superar al electoral-político en este ámbito. Por ello, a más de preservar las reservas de agua en el Complejo Hidroeléctrico Paute Integral, es necesario recuperar los 1 200 megavatios potencialmente operativos en el parque térmico ecuatoriano.
Además, es importante implementar un plan de eficiencia energética y la conciencia ciudadana para ahorrar los recursos.
Y es urgente impulsar fuentes de energía renovable y buscar una diversificación para afrontar el crecimiento de la demanda y los efectos del cambio climático. El resultado no es de corto plazo, pero no debe olvidarse y solo regresar al debate cuando hay sequía.