Pasadas las elecciones del 13 de abril de 2025, la ciudad retoma sus preocupaciones más inmediatas. Una de ellas es el impacto del invierno quiteño: lluvias intensas, calles anegadas, y familias en riesgo en zonas vulnerables. Cada año se repiten escenas parecidas, y aunque se han hecho esfuerzos, todavía falta asumir que la prevención no es un tema menor.
No hace falta que ocurra una tragedia para tomar medidas, pero en la práctica, muchas veces se actúa tarde. Y eso es parte del problema.
Este viernes 25 de abril, Quito tendrá una oportunidad para hacer las cosas diferente. Se realizará un simulacro de evacuación por movimientos en masa en sectores como La Gasca, Pambachupa y Santa Clara de San Millán. Participarán 300 personas, brigadas comunitarias, la Policía Nacional e instituciones municipales. Más allá de la logística, lo que se busca es mantener activa la conciencia de riesgo y recordar que nadie está exento.
La Gasca es un nombre que pesa. El 31 de enero de 2022, un aluvión arrasó con todo a su paso. Murieron 28 personas. Fue una de esas jornadas que Quito no puede olvidar. Luego vinieron mejoras técnicas y monitoreo, pero también el riesgo del olvido. Y si algo no podemos permitirnos, es acostumbrarnos a vivir en la cuerda floja cada temporada de lluvias.
Los simulacros sirven para ensayar respuestas, pero también para hablar de fondo: cómo ocupamos el territorio, cómo planificamos la ciudad, y cómo entendemos la responsabilidad compartida. La prevención no es solo un plan municipal; empieza en cada casa, en cada escuela, en cada barrio.
Quito tiene zonas que crecieron con poco orden, pero también tiene comunidades organizadas. Hay comités de riesgo, voluntarios, vecinos atentos. El desafío está en unir esas iniciativas con políticas sostenidas. En vez de reaccionar ante cada emergencia, se necesita una estrategia que anticipe y eduque.
Hoy, cuando las lluvias arrecian, es buen momento para poner el foco donde hace falta. No solo en patrullas o cámaras, sino en zanjas limpias, taludes reforzados y vecinos informados. Prevenir no es dramático, ni heroico. Es simplemente necesario.
El invierno seguirá llegando. La geografía de Quito no cambiará. Lo que sí puede cambiar es la forma en que nos preparamos. Y para eso, vale la pena empezar por algo tan sencillo como no olvidar.