La inversión es una apuesta segura para crecer, crear plazas de trabajo y exportar para traer divisas. Ecuador debe abrirse al mundo dando confianza.
Esta se construye con credibilidad, con normas sólidas y duraderas en el tiempo, con seguridad jurídica y oportunidades a capitales que sientan que aquí se puede generar riqueza e impuestos para aportar a la economía ecuatoriana.
En estos días se anunció la decisión de una gran firma mexicana de comprar una corporación nacional que tiene como base la distribución de medicinas, que ha generado por años fuentes de empleo y ha crecido de manera ejemplar en el país.
Los datos de la inversión mexicana son decidores. El país norteamericano es el que más invierte en el Ecuador, registrando cifras que han llegado a USD 1 476 millones durante el período 2008-2017, según la nota publicada ayer por este Diario.
Una cifra como esa podría multiplicarse si, con conciencia y sentido de país, sembramos las bases para mostrarnos partidarios de la inversión foránea, que pague cumplidamente sus obligaciones y genere riqueza.
Junto con la economía y los esfuerzos gubernamentales sostenidos por salir adelante, la creación de trabajo es una de las más fuertes exigencias de los ecuatorianos hoy en día.
Los datos del referido reportaje pueden ilustrar y hasta sorprender. México está aquí en telefonía móvil, gaseosas y yogures, plásticos y electrodomésticos, pesca, salud y alimentos, entre otros rubros, al que se suma la tecnología.
Luego de México siguen en el listado de países inversionistas Holanda, Canadá, China y España.
En esa línea, el acuerdo multipartes con la Unión Europea puede abrir muchas puertas, pero se insiste en la seguridad jurídica y las reglas claras.
Además, la política del gobierno mira a la Alianza del Pacífico, es optimista para propagarse en los países de Apec ( Alianza Asia-Pacífico) y no descarta mejorar la relación comercial con Estados Unidos . El país debe superar escollos y dejar atrás dudosos dogmas; debe abrir caminos para crecer y prosperar. Es hora.