El Himno a Quito se convirtió nuevamente en un tema de debate en el Concejo Metropolitano. El 31 de diciembre del 2024, el alcalde Pabel Muñoz convocó a los ediles a una sesión extraordinaria para tratar tres proyectos de ordenanzas sobre los sÃmbolos de la ciudad. El objetivo inicial fue el que se los archive para que la Comisión de Educación y Cultura elabore uno que integre a los anteriores.
A pesar de ello, no se pudo evitar el debate sobre el Himno. Uno de esos proyectos archivados es del 2018. El entonces alcalde, Mauricio Rodas, buscaba que el Himno a Quito vuelva cantarse como se lo hacÃa con la letra original y música original de 1944, escrita y compuesta por los franciscanos Bernardino EcheverrÃa y AgustÃn Azkúnaga. En el 2014, durante la alcaldÃa de Augusto Barrera, el Concejo Metropolitano aprobó un cambio significativo.
Se dispuso que ya no se cantara la segunda estrofa, sino la cuarta del texto original. En principio representaba un cambio sustancial porque habrÃa de anular el sentimiento “colonialista” del himno. Ya Quito dejaba de ser la “ciudad española en el Ande / la ciudad que el incario soñó” para ser la que “Cuando América toda dormÃa, / oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú, /la que en nueva y triunfal rebeldÃa, /fue de toda la América luz”.
Para los que gobernaban el paÃs, el Himno a Quito, tal como se la cantaba, era una “oda al colonialismo”. Pero el cambio de estrofa no modificó en absoluto el espÃritu hispanista del himno. Ya en esa misma estrofa hay una palabra clave que remite a ese pasado colonial: es una “Noble Ciudad“. El sentido de la nobleza no es, en este caso, sobre lo virtuoso o lo ejemplar. Es, en realidad, la categorÃa que se les daba a las ciudades coloniales para mostrar su incondicionalidad con la Corona. No se es solamente una ciudad noble, sino también leal. O, como dice el coro, con estos versos colonialistas: “¡Gloria a ti, San Francisco de Quito,/ en tu historia muy noble y leal!”.
la ordenanza que impone cantar la cuarta estrofa es un claro ejemplo de que los sÃmbolos no se pueden imponer por decreto, en caso de ser nacionales, u ordenanza, si son municipales.
Si bien los himnos se oficializan por decreto, en caso de ser nacionales, u ordenanza, si son municipales, aparecen en un momento determinado que les permite instalarse en la conciencia colectiva. Cuando se escribió el Himno a Quito, hubo una corriente hispanista muy fuerte en la capital, que creció en 1934, a propósito de los 400 años de la Fundación española de la ciudad, y se consolidó, en 1959, con las Fiestas de Quito.
Es posible pensar que la herencia hispánica haya dejado de ser una convicción de la mayorÃa, aunque hay aún sectores que la defienden. Sin embargo, la ordenanza que impone cantar la cuarta estrofa es un claro ejemplo de que los sÃmbolos no se pueden imponer deliberadamente.
El Himno a Quito estará en la agenda del Concejo Metropolitano este 2025. Para muchos será una discusión estéril, para otros adquirirá relevancia. Será, sin duda, uno de los temas culturales que agitará las aguas municipales y revela su importancia simbólica.