El nuevo momento que vive el país obliga a una toma de conciencia y acciones efectivas en varios frentes concatenados.
No se puede negar que primero están la seguridad y la tranquilidad de la población. De allí parten los ejes del desarrollo, el tejido social y la producción.
Por eso cobra valor especial la cita de este lunes en el Palacio Presidencial, investida del nivel que merece y corresponde, con los sectores productivos de la provincia de Esmeraldas, sensiblemente afectada en todo este tiempo.
Primero fue la destrucción que causaron los sismos y el alejamiento de los visitantes de las zonas turísticas.
Ahora, y con motivo de los ataques terroristas y los asesinatos de marinos y periodistas, los primeros en pagar la factura del impacto son los habitantes de la zona. Unos, afectados por los desplazamientos en sitios peligrosos, otros, que viven -y este feriado será un termómetro- las secuelas de la baja del turismo en los sectores hotelero y gastronómico, y además aquellos nuevas inversiones acaso detenidas.
La presencia estatal en educación, salud, infraestructura, oportunidades económicas, y el respaldo a los empresarios, forman parte de un todo en una provincia que alcanza un aporte importante al Producto Interno Bruto (USD
2 930 millones en 2016).
Esmeraldas merece seguridad, obras e incentivos como las cadenas de producción anunciadas por la ministra del ramo, junta a muchas cosas más. Es un trabajo integral y urgente.