El Gobierno necesita conseguir este año cerca de USD 9 000 millones para cubrir el déficit fiscal, amortizar la deuda pública y pagar otros pasivos. Es decir, será inevitable acudir al endeudamiento este año.
El déficit fiscal es un sinónimo de endeudamiento, por lo que es necesario evitar que este indicador se dispare, como ocurrió la última década.
El país comenzó a registrar déficits permanentes a partir del 2009, pero alcanzaron dimensiones preocupantes desde el 2013, cuando el déficit superó los USD 5 400 millones. Y en el 2017 llegó a 6 000 millones.
Lo anterior se tradujo en un endeudamiento agresivo e insostenible. En una década la deuda púbica se quintuplicó, cerrando al año pasado en USD 49 429 millones.
El país aún no asimila la gravedad del endeudamiento, cuya raíz está en el exceso del gasto público, sea por la mayor burocracia, el subsidio a todo tipo de combustibles o el exceso de inversión -con deuda- en proyectos de infraestructura, que hoy son cuestionados por su sobreprecio.
Para empezar a corregir el problema se necesitará dos cosas: ajuste fiscal y financiamiento internacional. El Gobierno empezó a reducir el subsidio a los combustibles, prevé bajar el gasto en la masa salarial y reducir el tamaño del Estado a través de la concesión de empresas públicas, lo cual ha generado el rechazo de los sindicatos y movimientos sociales.
Ante las limitadas opciones de financiamiento, este lunes colocó bonos por USD 1 000 millones, a una tasa del 10,75% y a 10 años, que resulta muy cara, aunque se explica por el riesgo país de Ecuador.
Los bancos multilaterales, que ofrecen mejores condiciones de financiamiento, son una mejor opción. El Ministro de Finanzas viajó en Washington para evaluar opciones, pero eso necesitará de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Las medidas económicas del Gobierno aún no son suficientes, no solo para alcanzar ese propósito, sino para superar los problemas económicos del país. Para eso se necesitará de acuerdos políticos y sociales, que están pendientes.