Los movilizados en contra de la férrea política cero covid que ha regido en China durante tres años han logrado una victoria. Ahora, el país levantó varias de las restricciones más importantes, como la obligatoriedad de pruebas PCR constantes para entrar a los supermercados, por ejemplo, y las cuarentenas masivas, que en algunas ciudades fueron hasta de cuatro meses. Además, aquellos que están contagiados -al menos los de síntomas leves- puedan recuperarse en sus casas y no en hospitales ni en centros de aislamiento.
Se trata de una gran concesión del Gobierno de Xi Jinping y también se podría considerar un golpe al Partido Comunista de China, el único existente en el gigante de la economía mundial.
En el fondo, las protestas de los carteles blancos son un cuestionamiento a un Estado que se entromete en exceso y controla las vidas de los individuos. Este es un principio que las democracias liberales no pueden acordar, pues pregona que el Estado y sus gobiernos deben, por sobre todo, respetar las libertades individuales, siempre que no afecten al bien común.
Difícilmente se podrá decir que esto pondrá en jaque a un régimen que gobierna desde 1949, pero ciertamente es fruto de un descontento que puede deberse también a la desaceleración económica que producen estas cuarentenas prolongadas y masivas. El crecimiento del PIB será apenas del 2,8%, según los organismos internacionales; el Gobierno proyectaba 5,5%.
Sin embargo, los medios oficiales de ese país califican el levantamiento de las restricciones como una transición planificada, pues el país ha vencido al coronavirus y minimizó los efectos de la variante Ómicron, en medio de oleadas de contagios.
El relajamiento de las medidas podría traer un rebrote inusitado. Muchos afirman que las medidas tan restrictivas perjudicaron en algo que los demás países tienen como ventaja en estos momentos: la inmunidad de rebaño. Por otra parte, las vacunas no parecen tener un mayor efecto sobre las variantes, como el Ómicron, dicen los especialistas; y China se ha negado a aceptar las que se producen en Occidente.