Cerrar el año sin sobresaltos es una de las metas que tiene el Gobierno. Para ello hace falta un compromiso colectivo.
Manejar una economía que sale poco a poco de un escenario desordenado -aquel de la ficción de la mesa servida- no es tarea fácil ni rápida.
Tampoco se pueden perder de vista los espacios de una economía globalizada, dependiente de avatares tan disímiles como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, o los campanazos de alerta de economías grandes, como la de Alemania.
En el entorno cercano hay mejores y peores ejemplos. La crisis política y de corrupción afecta a Perú. Chile salva los muebles con una línea de conducta continua más allá de las diferencias ideológicas de distintos gobiernos y hace camino al andar.
Argentina muestra la debacle en que la hundió el modelo populista del anterior Gobierno y también la falta de acciones oportunas y radicales para salvar al país de la dependencia esquizofrénica del dólar y la inflación, sin pauperizar más a sectores sociales proclives al clientelismo.
Ecuador optó por volver a negociar con el FMI, ente que dio énfasis especial al aspecto social en esta ocasión.
El Gobierno ha cumplido y hay acciones que demuestran ese recorrido, pero queda camino por seguir para cubrir, por ejemplo, el financiamiento pendiente hasta fin de año. Se ha llegado a conseguir el 60% de los ingresos, con empréstitos de multilaterales y la colocación de bonos.
Pero el riesgo país todavía es elevado y se requieren reformas laborales y tributarias, para atraer nuevas inversiones. El gasto fiscal aún es alto y la búsqueda de recursos continúa. Analistas piensan que vender crudo a largo plazo puede ser una solución.
Mientras eso se concreta, el plan de monetización de activos avanza muy lento y se esperan resultados en los años siguientes. De momento, el Ejecutivo pule reformas para fijar techos en los gastos del sector público.
Pero la contribución cívica depende de todos. Es hora de activar al sector empresarial y hacer conciencia en el área sindical. Los políticos tienen su parte en la Asamblea y apoyar reformas que se esperan en breve.