La sociedad civilizada exige que la realidad cambie y lo haga con fuerza y determinación. ¡Basta de impunidad!
Los 24 680 expedientes que se han acumulado desde el 2017 son la foto más esperpéntica de la indefensión y esa impunidad en uno de los temas más lacerantes de la vida nacional.
Una nueva denuncia sacude al barrio de Guápulo, en Quito. Esta vez las voces señalan como presunto victimario al párroco. Los familiares de una niña y los vecinos del barrio golpearon al sacerdote después de que éste habría cometido un abuso sexual. La intervención de los policías evitó otra tragedia.
Pero aquí hay varios temas que vuelven a salir a la luz. Uno de ellos es el vergonzoso espíritu de cuerpo y hasta protección que varios prelados y hasta la cúpula del Vaticano mostraron por años ante los casos de pedofilia en todo el mundo.
Sin que se trate de generalizar -la generalización es otra suerte de linchamiento- los temas de pederastia y abusos sexuales cometidos por curas y prelados son muchos y merecían una actitud más frontal de la Iglesia, que ahora paga la factura con el deterioro de su imagen y credibilidad. El Papa Francisco ha dado muchos pasos, venciendo la férrea oposición de la vieja jerarquía.
Ayer, la orden a la que pertenece el párroco señalado se solidarizó con la víctima y su familia y pidió que las investigaciones lleguen hasta el final, al tiempo de sumarse a la campaña de la Iglesia para erradicar este mal.
Otro tema que ha horrorizado al país es la revelación de abusos y violaciones en escuelas y colegios y cuyos autores deben pagar por sus delitos sin protección estatal ni falso espíritu de cuerpo (encubrimiento).
Los golpes, abuso y violaciones familiares o maritales deben también ser ventilados y sancionados con rigor para mejorar la vida en armonía.
Pero todo ello no será posible sin una justicia ágil, con fiscalías abarrotadas de expedientes de estos y otros delitos cuya tardanza pudre en el olvido los juicios justos y oportunos. Los acusados se burlan de la sociedad amparados en la impunidad imperante. Eso debe cambiar ya.