La autoridad local analizará el 26 la fecha del cercano cambio de semáforo. La idea es facilitar la apertura regulada para reactivar la producción, con mucho control sanitario.
La capital de la República se mantiene con gran expectativa por el cambio de semáforo que aún no se anuncia.
Nos acercamos al día 70 de confinamiento. Las dos últimas semanas hemos navegado con semáforo en rojo pero todo transcurre como si la luz estuviera en amarillo o verde.
La realidad ha superado el bloqueo de un cerco armado para contener los contagios del coronavirus.
La urgencia de obtener recursos ha sido más notoria en los barrios populosos, la gente se ha volcado a la calle. El desempleo y la informalidad que campean han constituido una fuerza que supera todo control posible.
La precaución de salud pública, la higiene extrema, los recaudos de toma de temperatura, máscaras y distancia entre las personas, caben.
Ya no es asimilable, e incluso puede desbordarse, la situación económica. Si los informales han salido para buscar vender algo y procurar el pan, la actividad formal se asfixia.
Como la salud es prioritaria, se ha avanzado en la creación de espacios. La plataforma que funciona en el antiguo aeropuerto se alista para un eventual rebrote expansivo del covid-19 y se coordina la implementación de más camas hospitalarias. Pero hay que tener información al día, pues los riesgos son altos.
Las fábricas deben retornar poco a poco a una normalidad controlada y medida con todo cuidado. Las empresas públicas y privadas deben levantarse y ponerse en marcha.
Ya los centros comerciales han definido protocolos, y aplicado múltiples señales de distancia para poder abrir. Esperan la autorización oficial.
Por esa razón, y con el amparo de todas las medidas médicas para evitar contactos y contagios, la ciudad debe alistarse para la reactivación.
Por eso es que el análisis de esta semana es crucial. La autoridad debe empeñarse en hacer un exhaustivo estudio. La para total es ficticia.
Así mismo, el transporte público debe ordenarse con flujos adecuados. Autobuses y sistemas municipales deben observar normas estrictas.
La autoridad nacional y metropolitana deben cambiar con premura y con certezas. Urge a todos.