Rafael Correa volvió siete años después a la Asamblea General de Naciones Unidas y pronunció dos discursos.
Esta fue una ocasión especial del período ordinario de sesiones. No solamente por signarse el número 70 de este tipo de encuentros, sino por las coyunturas políticas que vive el planeta.
La presencia del papa Francisco, jefe del Estado vaticano; los discursos del Presidente estadounidense y del Presidente cubano, en pleno proceso de normalización de relaciones; las ideas diferentes y contrapuestas de Barack Obama y de Vladimir Putin en torno a la cuestión siria; las diferencias entre Bolivia y Chile por la salida al mar y el reciente pronunciamiento de La Haya, daban a este período un contenido especial.
El presidente Rafael Correa participó el fin de semana en la Cumbre de Desarrollo Sostenible Post 2015.
Sostuvo que Ecuador había cumplido con 20 de los 21 objetivos del Milenio, pero queda una deuda: la reducción de la mortalidad infantil.
Ya en el marco del 70º Período de Sesiones, el Presidente se pronunció por declarar como bienes públicos las tecnologías que permiten el combate al calentamiento global. Argumentó que las naciones ricas han privatizado el conocimiento y abogó por un compromiso hacia la Cumbre de París por sancionar a las transnacionales que dañen la naturaleza o vulneren los derechos humanos.
También tuvo citas bilaterales con dos presidentes: de Bielorrusia y de Grecia. Dos países que no parecen modélicos.