El jueves, la Asamblea aprobó la Ley de Movilidad. Se trata de establecer parámetros para los ecuatorianos que viven fuera y su relación con nuestro país en varios aspectos, y de poner al día las normas de los extranjeros en el país.
Hay que reconocer que era un tema que hacía falta renovar, puesto que la norma vigente data de época de los gobiernos militares y las condiciones de movilidad planetaria han cambiado sustancialmente.
Si el Ecuador se mira en el espejo mundial, uno de los temas actuales del planeta está en las grandes movilizaciones humanas forzadas por el hambre, las guerras y la falta de trabajo. Un drama que atañe a toda la humanidad.
Durante los últimos años hemos visto llegar a decenas de miles de personas que salen de Cuba por falta de libertad y empleo; de Venezuela por la inseguridad y la penuria económica, y de varios países del África por la intolerancia.
Ecuador estableció visas para varios países incluso contra el enunciado de la ciudadanía universal y las premisas de libre movilidad. En cuanto a los extranjeros, se regula su estadía por motivos de turismo, ampliando los plazos legales, y se considera a los desplazados y refugiados de modo especial. Muchos vienen de Colombia.
Los ecuatorianos afuera tendrán incentivos para educarse a distancia y asistencia jurídica. Es inaudito que no hayan tenido ese apoyo elemental antes. Y podrán ser afiliados voluntarios a la Seguridad Social, una buena noticia.