El país ha cambiado en más de un siglo desde aquel lejano 1906, en que un grupo de ciudadanos convencidos sobre el papel del periodismo se empeñó en el proyecto y lo plasmaron.
Ese año estuvo marcado por tiempos convulsos de la política. Más de un siglo después, ese pulso parece una constante en la vida nacional.
La fundación del Diario y de otras entidades privadas ese año en Quito fue un signo de cambio sustancial. La agricultura cedía el paso a la dinámica comercial, como síntoma de los cambios que alumbraban la época.
De entonces acá, ha corrido agua bajo el puente. La última década estuvo marcada por nuevos vientos políticos. Se trata de ciudadanos liberados de la tutela de los viejos partidos, que más bien creen en el activismo por causas como el ambiente y los derechos, pero al mismo tiempo sin claridad en el horizonte.
La era postindustrial, la sociedad del conocimiento, el desarrollo digital y la inteligencia artificial son parte de los tiempos que vivimos.
Migración y desigualdad, estallidos sociales por doquier y dilemas difíciles de resolver son asuntos con los que el periodismo debe convivir.
Las ‘fake news’, junto con el desarrollo de redes sociales y su influencia son parte del entorno con que los medios que informamos, entretenemos y damos sentido de pertenencia debemos lidiar en el mundo digital.
Un reto enorme para el periodismo contemporáneo es habituarse a las nuevas formas de acceso a la información, aplicando las nuevas tecnologías y plataformas, pero con los mismos principios de informar libremente y con credibilidad.
Hoy hacemos nuevos votos por la libertad de expresión, por el pluralismo, por la divulgación de los avances de la ciencia y por las luchas contra enemigos como el cambio climático, con la convivencia armónica entre nuevos conglomerados sociales y sus diversos puntos de vista.
Tal es el reto que EL COMERCIO se plantea todos los días, tomando los valores de nuestro pasado y al mismo tiempo proyectándonos hacia el periodismo que espera el Ecuador del presente y del futuro.