La destitución de dos asambleístas que fueron elegidas bajo la misma bandera y que hoy militan en distintas corrientes depura la imagen golpeada de la Asamblea Nacional.
Es verdad que, en todas partes, los entes legislativos no gozan de gran popularidad. Por el contrario, son el pararrayos y asumen los sacudones de las luchas políticas y las refriegas del debate y la contienda.
Este episodio, que cierra un capítulo pero no la historia entera del desgaste de la labor parlamentaria en el país, no debiera suponer un vuelta de página y echar tierra sobre un asunto que el ciudadano común demanda a voces: ética pública y transparencia.
Si bien los casos que acarrearon la separación de dos legisladoras concluyeron, la idea debiera ser seguir adelante con la depuración.
Sofía Espín, ex colaboradora de Jorge Glas, hizo mal con su ‘diligencia’ al visitar a una detenida que se había acogido al programa de testigos protegidos; en su testimonio se afirma la indagación al ex presidente Correa por el secuestro de Fernando Balda.
Es inadmisible que, abusando de su condición de legisladora, haya pretendido influir en un juicio. Ya hay una indagación fiscal sobre el tema.
Para Norma Vallejo, el giro que debiera tomar el debate es el de completar los expedientes y llegar a una investigación exhaustiva que sancione casos parecidos. Inaceptable que se deprede a los colaboradores con dinero y favores a cambio de sus cargos; tampoco conviene usar una posición política para influir por plazas de trabajo en el sector público.
Para que la votación se haya podido concretar, el legislador de Creo que mocionó que la destitución de un asambleísta requiera de las dos terceras partes hubo de echarse atrás y evitar así que el lastre del espíritu de cuerpo se cargue la credibilidad que le queda a la institución.
Queda por definirse en el seno legislativo lo atinente al fuero y a la inmunidad para judicializar los casos. Pero conductas como las de Espín y Vallejo deben ser observadas. Es indispensable por la transparencia pública que episodios similares se sancionen, sea cual sea su autor.