La semana de convulsión por las movilizaciones, los bloqueos, el vandalismo y -sobre todo- una violencia desorbitada, tienen en zozobra al país.
La democracia se nutre de derechos. Muy valioso e indispensable el de expresar libremente los diversos puntos de vista y hasta discrepar con las decisiones gubernamentales.
Pero también están otros derechos. La libre circulación de las personas y las mercaderías; la preservación de los bienes públicos y personales, y sobre todo la integridad física de la gente son inalienables. El país debe progresar, sus habitantes tienen derecho a trabajar. Ninguna persona puede impedir la plenitud de libertades, como lo hacen quienes recurren al bloqueo y a la violencia en el país.
El tono de violencia y el desbordado uso de la fuerza, exacerbado en estas manifestaciones y paralizaciones, llama la atención y alerta de modo severo a la conciencia nacional.
El Gobierno, haciendo uso de sus atribuciones, trasladó su sede a Guayaquil. Se trata de que gobierne, disponga y organice al país y su funcionamiento en las mejores condiciones posibles. Desde allí, los representantes de las instituciones del Estado dieron ayer un mensaje al país. Advierten sobre los intentos de revertir el orden democrático y ratifican la urgencia de un diálogo.
Entre tanto, la fuerza pública debe cuidar el orden y la integridad de las personas y las cosas. Los edificios públicos en Quito han sufrido ataques inaceptables. El asalto a la Contraloría y la toma de la Asamblea constituyen actos vandálicos e ilegales. Ayer se utilizaron elementos de la parada del Metro en el Ejido como armas de ataque y destrucción.
Todas las personas detenidas deben ser procesadas conforme a derecho. La sociedad estará vigilante de la actitud de los jueces.
La dirigencia indígena quiere deslindarse de vandalismo, pero hasta hoy mucho de éste se ha dado dentro de sus protestas. Hoy será otro día en el que se pondrá a prueba la distancia entre los dichos y los hechos.
El paro del Frente Unitario de los Trabajadores debe efectuarse en paz y respeto a la gente y sus derechos.