La sucesión de desacuerdos sobre los recursos para afrontar los efectos devastadores de la pandemia sigue causando malestar en la Unión Europea (UE).
Luego de un mes de postergado el primer apoyo económico, las desavenencias en las cifras y las características siguen causando discusiones. La idea inicial era entregar 750 000 millones de euros en ayuda (unos USD 850 000 millones).
Pero el primer escollo que no se logró superar es si se trataba de préstamos o de subsidios. La cumbre de líderes y mandatarios de la UE, se reanudó el fin de semana último sin consensos previos, pero tampoco con acuerdos sobrevinientes.
Por un lado hay posturas fuertes como la de Holanda, que no está de acuerdo con el subsidio.
Por otro, hay países que piden dividir una parte en ayuda y otra en empréstitos.
El modo de asignar también ha causado diferencias fuertes de opinión. Lo que hasta ahora es un subsidio de 350 000 millones de euros antes de la cita se cifraba en 400 000 millones.
La situación, crítica para muchas naciones del grupo comunitario, no tuvo similares efectos en cada país y ha generado una especie de enfrentamiento Norte-Sur. Los más golpeados por la pandemia y sus impactos en el terreno social y económico han sido España, Italia y Francia.
Los países del sur insisten en que ya reciben mucho apoyo por sus bajas contribuciones otras naciones y que ahora es tiempo de equilibrarlo.
Pero Europa, con desacuerdos y todo, se reúne y delibera. América, el nuevo epicentro del coronavirus, no tiene espacios de consensos de los presidentes a nivel general, tras el fracaso de Unasur, usada como proyecto geopolítico.
Por acá, cada uno marcha a su ritmo y la tarea de crear espacios de discusión y acción conjunta de los gobiernos es bastante difícil, mientras que la asignación de ayudas o empréstitos regionales es una utopía.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) hizo precisiones sobre la debacle social y económica y proyectó cifras de pobreza y desempleo. Pero los consensos y fórmulas comunes lucen lejanos.