Las medidas económicas llegaron con el anuncio del Presidente, quien destacó que se ha recogido un 80% de las propuestas de los empresarios.
Aunque es muy temprano para hacer un balance definitivo, los nuevos impuestos no fueron bien asimilados por todos los sectores, especialmente por las empresas. Se plantea subir el impuesto a la renta del 22 al 25%, aunque hay compensaciones para pequeñas empresas, con el objetivo de estimular la creación de empleo.
La eliminación parcial del anticipo del impuesto a la renta, que tanto perjuicio causó, es un aliciente, aunque la expectativa era que se aplique a todas las empresas y no solo a aquellas con ventas menores a USD 300 000 al año.
Se mantiene el impuesto a la salida de divisas, que se convirtió en una barrera a la salida de dólares, pero también al ingreso de nuevos capitales.
Una Ley para incentivar la repatriación de capitales puede inyectar más liquidez en la economía.
Los incentivos para las exportaciones buscan fomentar la entrada de divisas. Se tratará de frenar el contrabando que impone una competencia desleal para productores y comerciantes honrados. Una buena noticia es la eliminación del impuesto a las tierras rurales.
Los ingresos por las medidas sumarán USD 1 900 millones al año y el sacrificio fiscal llegará a 300 millones, es decir, el Fisco tendrá más recursos que saldrán de empresas y ciudadanos. Está claro que la mesa no estaba servida.