La denuncia sobre el cobro de ‘diezmos’ de parte de asambleístas, y la reciente destitución de una de ellas, tomó otro cariz en las últimas horas.
Ahora es la actual vicepresidenta, María Alejandra Vicuña, quien está en el centro del debate, por supuestos pedidos de colaboraciones mientras ejerció funciones de legisladora en años pasados. Es un asunto cuya investigación y esclarecimiento merecen la atención nacional.
Ya la Fiscal General subrogante tomó acciones para indagar si, como se podría desprender de la declaración recogida en una denuncia periodística, un asesor de la exasambleísta le entregó diezmos -una parte de sus honorarios- y los depositó en una cuenta bancaria a exigencia de la ahora segunda mandataria. Una práctica que a todas luces es un abuso de autoridad y hasta podría entrañar una conducta delictiva tipificada.
Más allá de si se trata de eventuales aportes políticos para el movimiento o de dineros de disponibilidad de las personas titulares de las cuentas, este es un tema de ética pública.
Con el desgaste que este episodio le ha inferido a buena parte de la clase política, en especial a aquella vinculada al anterior Gobierno, la confirmación de la denuncia sería grave.
La Asamblea debatió el tema y hay posturas divergentes, desde la que hablan de un juicio político a Vicuña, hasta las que apenas mencionan la urgencia de una investigación, pasando por la sugerencia de una licencia temporal para aclarar el episodio.
El caso surge en medio de una situación económica difícil y con la discusión de la Pro forma para el próximo año, mientras no termina de cuajar la llamada transición, que ha sufrido tropiezos en la reconstitución del tejido institucional destruido por un sistema concentrador.
Además, nos disponemos a entrar en un proceso electoral que traerá sin dudas tensiones y debates acalorados, pues el ingrediente político y de coyuntura estará en juego.
El presidente Lenín Moreno ha invocado las instancias competentes para que decidan. Así debe ser. En este punto el país merece un tratamiento pulcro, con transparencia.