La primera noticia trágica luego del largo feriado llegaba temprano desde la Brigada Patria, en la provincia del Cotopaxi.
Una explosión en una bodega de armas mató al cabo Félix Echeverría y dejó otros cinco solados heridos, además de la destrucción y el desasosiego.
La detonación obligó a una rápida respuesta de emergencia y las ambulancias se llevaron a los heridos. Rápidamente también el Ministro del ramo lamentó lo sucedido y ofreció una investigación de los hechos.
Mientras esa indagación se lleva a cabo y se entrega una explicación esperada por la ciudadanía, la historia relativamente reciente nos retrotrae a dos episodios parecidos pero de distinta magnitud.
Una explosión en otro recinto militar, La Balbina en el valle de Los Chillos, en la provincia de Pichincha, dejaba a tres militares y un bombero sin vida y 190 heridos. Eso fue en el año 1997.
Luego, en el año 2002 la Brigada Galápagos fue el epicentro de una gran explosión en Riobamba. La detonación en el rastrillo de la instalación militar provocó destrozos incuantificables, atemorizó a los habitantes de la capital de Chimborazo y dejó ocho muertos y 535 heridos, no solo uniformados sino muchos de ellos civiles.
Una vez más el luto embarga a los familiares de las víctimas y deja perplejos a los allegados a los soldados. Una vez más nos preguntamos sobre la seguridad y el cuidado en los cuarteles. Es vital extremar medidas de precaución.