La segunda vuelta electoral de hoy definirá el destino del país durante los próximos cuatro años. El voto ciudadano debe ser ejercido de modo consciente, maduro y libre. La idea es que la gente elija por la opción que más se ajuste a sus ideas e intereses, y por cierto a los intereses de la mayoría del país.
El próximo presidente tendrá retos inmensos para sacar al país de una dura situación económica de recesión. Deberá emprender proyectos para generar fuentes de trabajo, que durante estos años difíciles se ha contraído.
Deberá además velar por la seguridad, luchar contra la corrupción, como han ofrecido ambas candidaturas, y profundizar los avances en materia social, así como enfocarse en que la calidad del gasto mejore.
La segunda vuelta enfrenta a dos modelos antagónicos.
En lo atinente al derecho de elegir, uno de los aspectos sustanciales de la democracia, lo importante es que la voluntad del elector sea respetada a rajatabla.
Por eso es clave que todos quienes tienen hoy la responsabilidad cívica de estar en las mesas de votación, ejerzan su tarea sin presiones con un conteo eficiente, pulcro, y que la transmisión de datos funcione eficientemente. Que se resguarde la cadena de custodia y que las fuerzas políticas que buscan el poder actúen con convicción cívica y cultura democrática.
La responsabilidad del Consejo Nacional Electoral se pone a prueba.