Cada invierno o las lluvias inusuales muestran el estado de las vías principales de Ecuador, y, mucho más, de las secundarias que conectan a las comunidades con los mercados.
Las torrenciales lluvias que se presentaron entre el 15 y 16 de junio de 2024 evidenciaron nuevamente el abandono de las vías de Ecuador. El Ministerio de Transporte y Obras Públicas se ha hecho cargo de los daños recientes, pero esto no es suficiente.
Abandono, porque desde 2015 -luego de la era de los altos precios del petróleo- ya no se construyen nuevas vías, no se concesionan los proyectos viales ni se hace el mantenimiento rutinario de las conexiones terrestres.
En 2015, el gobierno del expresidente Rafael Correa estableció el sistema de concesiones viales, a través de la alianza pública privada. En ese año, el Estado se quedó sin plata del petróleo, para seguir con la construcción vial como lo estaba haciendo.
Nueve años después no se ha logrado concesionar las vías, ofrecidas en los gobiernos que sucedieron a Correa. Solo se concesionaron la vía a la Costa, Río 7-Huaquillas y el corredor Buena Fe-Santo Domingo.
El plan de concesión de las vías de Ecuador no logra asentarse, pese a que se cuenta con la Secretaría de Inversiones Público Privadas y un paquete de proyectos de vías para los inversionistas.
Desde el domingo 16 de junio, las vías principales y secundarias de 11 provincias tienen daños y provoca inconvenientes a quienes conducen por esas zonas.
Los reportes del Ministerio de Transporte y Obras Públicas detallan problemas parciales o cierres totales en Morona Santiago, Tungurahua, Napo, Pastaza, Santo Domingo de los Tsáchilas, Azuay, Zamora Chinchipe, Pichincha, Manabí, Chimborazo y Esmeraldas.
Napo, Tungurahua, Chimborazo, Pastaza, Morona Santiago, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas son las más afectadas. En las dos últimas no hay paso normal por mal estado de un puente en el km 90 de la vía Alóag-Santo Domingo.
De esta carretera, de vital importancia para conectar Quito con la Costa, los gobiernos provinciales de Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas conocen las vulnerabilidades, sin embargo, no es una prioridad.
Recordemos que la vía está cerrada nuevamente desde la semana pasada, por el mal estado de un puente en el territorio de la provincia Tsáchila. En ese mismo territorio, otro puente se cayó y la arteria estuvo cerrada durante dos meses. Apenas hace menos de un mes se abrió a la circulación, luego de que el Ministerio de Transporte colocara un puente bailey.
La Prefectura tsáchila se puso en modo reactivo, ya que no hay mantenimiento. En el tramo de 28 kilómetros que administra hay baches, huecos y daños en la carpeta asfáltica que provocan daños a los vehículos.
No olvidemos que por el uso de la Alóag-Santo Domingo, los usuarios pagan dos peajes entre Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas.
La rápida destrucción de las vías, sea por deslizamientos, aluviones o deslaves, solo tiene una explicación: no hay inversión en las carreteras.
El gobierno central y los gobiernos seccionales no realizan el mantenimiento oportuno y a tiempo, para evitar el desgaste total del asfaltado de las vías de Ecuador.
Si se hiciera esa tarea no se tuviera que reconstruir totalmente las vías. El Ministerio de Transporte no tendría que invertir tanto dinero, sobre todo, en las condiciones actuales, ya que el Gobierno no tiene dinero para destinar a este rubro.
Lo sucedido hace una semana nos hizo aprender varias lecciones. Entonces, esta es la oportunidad del gobierno del presidente Daniel Noboa de impulsar y sacar adelante las concesiones viales ante la falta de plata.
Si cabe esta reflexión, ya es hora de que se vuelva a invertir en las vías, para evitar un mayor gasto en la reconstrucción total.