Ecuador y Maduro

Mientras el mundo mira entre absorto e indignado la debacle humanitaria y de los principios democráticos en Venezuela, Ecuador sigue indiferente.

La situación ha traspasado los límites del absurdo. Con una fuerte represión gubernamental se irrespeta la vida, se violan los derechos humanos y hay violencia contra la libre expresión.

La crisis económica y el hambre son el telón de fondo de la confrontación. La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, organizó un referendo moral donde las fuerzas democráticas juntaron millones de votos.

Luego vino la elección donde los propios contadores de votos dijeron que se adulteraron las cifras para entronizar una Asamblea Constituyente donde la mayoría tiene extracción corporativa que diluye la representación popular.

El chavismo, el Partido Socialista Unido de Venezuela del presidente Maduro, cesó a la Fiscal y copó los espacios legislativos de una Asamblea mayoritariamente compuesta por la Mesa de Unidad Democrática (de oposición). La democracia es una ficción. El Régimen se impone por la fuerza.

Mientras la obsoleta Alba, de la que forma parte el Gobierno del Ecuador, se declara solidaria con Maduro y sus políticas, varios gobiernos desconocen a la Constituyente. 17 países de la región, en Lima, rechazaron lo que calificaron de una ruptura democrática.

El Gobierno debe revisar si su tesis diplomática es coherente con las políticas internas que está proponiendo.

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