Es un paso, pero sin duda es importante. El Ecuador da una muestra de pragmatismo al pedir el reinicio de las conversaciones con la Unión Europea (UE), con miras a gestar un acuerdo comercial que se espera sea duradero y beneficioso para el país. Mientras eso ocurre, la intención de entrar al Mercosur podría traer otras consecuencias. El país deberá medir con objetividad si un asocio con este grupo es provechoso o no, en atención a que varios de esos países producen lo mismo y en mayor escala, es decir, pueden ser competidores fuertes en los mercados mundiales.
Otro aspecto importante es la conformación de la Alianza del Pacífico. En esa línea los acuerdos de la semana pasada entre Chile, Colombia, Perú y México, con una desgravación del 90 por ciento en una primera etapa, tan solo nos abren una ventana en calidad de observadores. Acaso sea útil estudiar y talvez integrarse a esta iniciativa.
Si Ecuador es parte del grupo del Pacífico, la apertura hacia el mercado asiático y la opción para entrar en el marco de la APEC podrían ser grandes oportunidades para el país. No deja de llamar la atención una contradicción: mientras se opta por las conversaciones con la UE luce como un contrasentido y hasta un anacronismo la invocación referencial de líderes como Fidel Castro, Hugo Chávez o Néstor Kirchner que, desde el populismo y el comunismo, en cada caso, reflejan todo lo contrario a la apertura.