Talvez alguien piensa que la plata del Seguro “ya es de todos”. Sin inmutarse, la Ministra de Finanzas anunció que las deudas del Estado con el Seguro Social, que se arrastran desde el 2008 y el 2009 no están presupuestadas. Es decir, no se pagarán durante este año.
Con bombos y platillos se promocionó el pago de la inveterada deuda que arrastró por décadas el Estado con el Seguro. Una mora ancestral que inclusive se acumuló desde cuando la moneda nacional era el sucre. Luego, disputas y estimaciones contradictorias impedían que el cálculo acturarial se estableciera con precisión. Una vez que se llegó a un acuerdo -muy por debajo de las aspiraciones de afiliados y jubilados- se anunció el pago de la deuda estatal al IESS. ¿Todo para qué? Para que a la vuelta de dos años se vuelva a acumular una gran suma que se establece en USD 602 millones de atrasos.
Y de nada sirve argumentar que el sector público debe, como debe dinero al IESS, el sector privado. Eso no le interesa al afiliado que demanda que paguen tanto empleadores privados como el sector público porque ese dinero no le pertenece ni a los empresarios ni al Estado; es de los trabajadores, afiliados y jubilados.
No tiene validez argumentar que “históricamente” ha habido deuda del Estado con el IESS, eso no la legitima ni le perdona al Estado su obligación moral de pagar.
Para cubrir el déficit fiscal es la segunda vez que el Gobierno busca dinero del Seguro Social. A finales del 2008 fueron más de USD 1 000 millones. Ahora se intenta colocar bonos por más de USD 1500 millones. ¡Inaudito! La plata de los asegurados apalancando la ineficiencia estatal.
Los afiliados y jubilados parecen mendigos sentados sobre una montaña de oro. Eso no está bien.