La elección de la Organización de Estados Americanos (OEA) de los magistrados de la Corte Interamericana para los Derechos Humanos (CIDH) que actuarán los próximos seis años, es preocupante y ha levantado críticas en distintos países.
Patricio Pazmiño es en la actualidad el presidente de la Corte Constitucional (CC) del Ecuador. En torno a la candidatura promovida por el Gobierno surgieron cuestionamientos, algunos de varios expertos y académicos ecuatorianos en una especialidad tan concreta y sensible como los derechos humanos.
Varios fallos de esta importante instancia nacional han sido cuestionados y muchos de quienes han recurrido al arbitrio de la Corte consideran que el organismo y su Presidente no han guardado distancia ni independencia con el poder político ecuatoriano.
Sobre el renombrado jurista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni hay otra estela de dudas, no solo por su estrecha relación con el poder kirchnerista, sino por algunos negocios no suficientemente esclarecidos y su pasado. Fue parte de la función judicial durante la dictadura militar, acusada de varios crímenes contra los derechos humanos y condenada por delitos de lesa humanidad.
La CIDH se caracterizó por ser un alto organismo de ejemplar comportamiento. Estudió y falló sin miramientos políticos, e indistintamente, casos contra regímenes de facto o gobiernos civiles. Sería cuestionable que la política de cualquier gobierno intente presionar e incidir en sus sentencias.