Esta columna no pretende desviar la atención que merece el paro decretado por la Conaie y que EL COMERCIO ha cubierto -y seguirá haciéndolo- con la responsabilidad periodística que merecen nuestros lectores. Se trata simplemente de que en Colombia se eligió un nuevo Presidente. Gustavo Petro ganó apretadamente las elecciones, con el 50,44% y esa es una noticia también importante. Lo que ocurre en el vecino de norte repercute mucho en Ecuador.
Será el primer mandatario de izquierda en ese país. Representa un giro mayor tanto en la política nacional como en la regional. Fueron dos décadas de gobiernos de derecha, que comenzó con Álvaro Uribe, quien llegó a la Presidencia en el 2002, cuando toda la región se inclinaba hacia la izquierda.
Uribe llegó al cargo bajo un discurso que ofrecía seguridad en el país, que estaba alarmada por las guerrillas, el narcotráfico y la delincuencia común, aunque esto implicara denuncias por violaciones a los derechos humanos.
En el vaivén de la geopolítica, Colombia fue el único que mantuvo una posición inalterada. En los foros internacionales, se enfrentó contra los gobiernos más radicales del socialismo del siglo XXI, como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Fue un adalid de la cruzada para frenar “el castro-chavismo”. El gobierno de Iván Duque fue uno de los que más confrontó a su par venezolano Nicolás Maduro, a la vez que el país fue el que más migración de Venezuela acogió. Se puede pensar que es el fin del uribismo o, posiblemente, una pausa por el descontento con Duque.
Sin duda, eso cambiará desde el 7 de agosto, cuando Petro asuma como presidente. El temor a convertirse en una nueva Venezuela ya no surtía efecto en los colombianos. Las instituciones son sólidas. Difícilmente, Petro podrá plantear la refundación del país con una nueva Constitución. El Congreso le será adverso: solo tiene una representación de aproximadamente el 30%. Deberá tener habilidad para el diálogo. Será, sin embargo, importante respetar la voluntad popular expresada en las urnas, porque de eso se trata la democracia.