La Asamblea Nacional aprobó el Código de la Salud que ahora pasa a manos del Presidente de la República.
Como en el caso de todos los cuerpos legales, el Jefe de Estado tiene potestad de aprobarlo en su totalidad, o vetarlo total o parcialmente.
Un tema tan complejo como este Código, que tiene un cuerpo de 405 artículos, deberá ser acompañado de una normativa que lo vuelva posible de poner en práctica.
Se trata de reglamentos que deben reafirmar los conceptos de la Ley Orgánica y viabilizar su aplicación.
Hay una rémora tremenda en el ente legislativo que ha tardado nada menos que ocho años en reformular, debatir y aprobar el cuerpo legal.
Un código de tanta importancia atañe a aspectos organizativos de la salud cuyas debilidades saltaron a la luz por la pandemia. El organigrama, la interrelación de lo público con lo privado y la canalización de recursos son algunos aspectos clave.
Además, este extenso cuerpo legal trae temas que son polémicos y los seguirán siendo aunque en el mundo se han tratado y puesto en vigor en distintas sociedades.
Luce como prioritario -y es grave que se haya demorado tanto tiempo- la atención hospitalaria a las mujeres con un aborto en curso. Es un tema humanitario, de vida o muerte, que debe ponderarse más allá de visiones religiosas y no debiera ser relegado.
Otro tema que se regula es la reproducción asistida. Es muy importante que se prohíba esta práctica a niñas y adolescentes que podrían ser objeto de uso y abuso de toda índole, por lo cual debe normarse.
No debe descuidarse, como aconsejan los científicos, normar el procedimiento con claridad meridiana.
Hay otro aspecto que también ha desatado debates por doquier. El uso del cannabis con propósitos medicinales; debe estar normado y regulado para evitar aplicaciones extrañas a los fines que lo motivaron.
Nadie debe desconocer que los aspectos del trabajo de quienes están en el área de la salud merecen atención. La pandemia se llevó la vida de muchos de ellos y también sacó a la luz nuestros atrasos y miserias.